Los cuidados paliativos afirman la vida y consideran la muerte como un proceso normal; ni aceleran ni retrasan la muerte. Tienen por objeto preservar la mejor calidad de vida posible hasta el final.

La buena práctica médica supone la aplicación de medidas terapéuticas proporcionadas, evitando tanto la obstinación como el abandono, el alargamiento innecesario o el acortamiento deliberado de la vida.

 

 
 
 

2. Definición de enfermedad terminal

 

En la situación de enfermedad terminal concurren una serie de características que son importantes no sólo para definirla, sino también para establecer adecuadamente la terapéutica.

 

Los elementos fundamentales son:

 

  • Presencia de una enfermedad avanzada, progresiva, incurable.

 

  • Falta de posibilidades razonables de respuesta al tratamiento específico.

 

  • Presencia de numerosos problemas o síntomas intensos, múltiples, multifactoriales y cambiantes.

 

  • Gran impacto emocional en paciente, familia y equipo terapéutico, muy relacionado con la presencia, explícita o no, de la muerte.

 

  • Pronóstico de vida limitado.

 

Esta situación compleja produce una gran demanda de atención y de soporte, a los que debemos responder adecuadamente.

 

El Cáncer, SIDA, enfermedades de motoneurona, insuficiencia específica orgánica (renal, cardiaca, hepática etc.)... cumplen estas características, en mayor o menor medida, en las etapas finales de la enfermedad. Clásicamente la atención del enfermo de cáncer en fase terminal ha constituido la razón de ser de las Cuidados Paliativos.

 

Es FUNDAMENTAL no etiquetar de enfermo terminal a un paciente potencialmente curable.

 

 

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